domingo, 15 de agosto de 2010

La ansiedad, como la hiedra

Entredormida, toqué varias veces tu frente anoche para constatar si tenías fiebre, por esa congestión molesta que te estaba esperando a la vuelta de la esquina y que finalmente te eoncontró ayer por la tarde.
Me gusta cuidarte, se siente bien poder hacerlo. Se siente bien poder mimarte, con pequeños gestos. No me gusta que te enfermes, por supuesto, pero me da ternura verte así aniñada. Cuando te ofrecí hoy un puré de manzanas y banana como si fueras un bebé, te brillaron los ojos y me dio gusto prepararlo y verte comerlo, con la nariz colorada y la garganta inflamada, pobrecita...
Estos días son complicados, de mucho trajín, viajes, planes, acomodar horarios y desear que el día tuviese 30 horas, y aún así no alcanzarían.
Pero la constante de tenerte, de saber que estás ahí y de saber que tengo que estar para vos me ayuda a mantenerme centrada y no sucumbir a la ansiedad que amenaza con trepar por mis piernas como hiedra venenosa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay, está malita Topita y tú cual enfermera, como Lía...que tierno amiga. Que sea leve y la semana tranquilita.
Un abrazo maja.

Rosalía Navarro dijo...

Que tierno es cuidar de tu amor. Y darle cariños y mimos Saudade. Ahora que pienso, allí es invierno aún.
Besos wapa.