domingo, 2 de enero de 2011

Menores y personas sensibles abstenerse

Me subo a un ómnibus...viajo durante tres horas, a veces me duermo profundamente y el viaje transcurre en un suspiro, otras veces el insomnio y la impaciencia me ganan y experimento la sensación de eternidad.
Y es como volver a conocerte. Llego al departamento cuando todavía no volviste del trabajo. Puedo ver los platos sucios y restos de comida, si es que saliste a las apuradas. Las toallas mojadas sobre la cama y el piso lleno de talco son indicadores de que te quedaste dormida o que se te pasó el tiempo sin darte cuenta.
Y yo no soy la misma persona que era desde la última vez que nos vimos, y vos tampoco lo sos. Y al verte tengo que aprenderte otra vez, casi como el primer día. Hay más familiaridad, eso es cierto, y comodidad.Pero siempre es un proceso, somos como dos animalitos salvajes, entre temerosas e intrépidas.
Y nos encontramos, con nuestros respectivos montoncitos de experiencias, que hemos tenido en solitario, algunas de las cuales conocemos por llamadas telefónicas o charlas de messenger. Y muchas otras pequeñas cosas que no nos contamos, porque nos olvidamos, porque son muy pequeñas, o porque son muy intensas para hablarlas a la distancia. Y otras cosas que son muy intensas para hablarlas en persona, y las hablamos a la distancia...
Y así te abrazo, te beso, te siento. Te desnudo y vuelvo a aprender tu cuerpo, veo algunas nuevas marcas, un moretón, un corte, una picadura de mosquito, una quemadura al cocinar... Y siempre me fascina tu cuerpo, como reacciona al pegarse al mío. Como dos sustancias que separadas son inocuas, pero que al mezclarse producen algo nuevo que es inflamable, efervescente, inestable... Y todas las caricias nacidas en solitario saben que llegó su momento y en urgentes oleadas andan y desandan caminos como hábiles baqueanas. Movimiento y contramovimiento en perfecto equilibrio, jadeos y sonidos ahogados que anuncian más que cualquier palabra que pueda decirse. Piernas entrelazadas y caderas que se tornan cada vez más atrevidas. Tu cabeza descansando en mi mano derecha, mi boca en tu cuello y mi mano izquierda buscando el camino lentamente por tu vientre, y aventurándose cada vez más abajo, pero sin prisa...
Cada noche es un aprendizaje, cada hora de sueño a tu lado es la retórica del amor, la dialéctica de los sentidos...la preparación de la despedida,la certeza del reencuentro.

3 comentarios:

Rosalía Navarro dijo...

Siempre que te leo no dejo de preguntarme ¿cuando os atreveréis a estar juntas? Si lo estoy deseando hasta yo.
Besos.

1600 Producciones dijo...

Bello, muy.

Saludo y beso

Saudade dijo...

Muchas gracias a los dos por sus comentarios. Lía, es complicado, las dos somos un poco quedadas y quizás necesitamos un buen empujón...o algo así.