Me transformo en semilla y esa semilla en árbol, y ese árbol en madera y la madera en papel. Y en ese papel que soy, mi corazón escribe una carta de amor a medida del tuyo, y en el ardor de la escritura, el papel se consume y sus cenizas esparcidas al viento del este llegan a lugares ignotos y aún a tu propio balcón, para dar testimonio de lo que por vos siento.
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